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Alexander von Humboldt en la Alameda
de la Ciudad de México
Fotografía por Lina Rodríguez |
En
el año de 1857, la Cámara de Diputados decretó nombrar Benemérito de las Américas
a Alexander von Humboldt, y a su vez, por mandato de este Congreso erigir un
monumento al ilustre Barón. Curiosamente tuvieron que pasar 143 años, para que
aquél decreto se cumpliera cuando se me comisionó su realización en el año 2000.
Humboldt
es un personaje controvertido, para algunos negativo por la información que
recabó para informar en Europa de los recursos naturales de América, pero para
los más, entre los que me cuento yo, fue un gran científico y humanista. Audaz en su tiempo viajó por América haciendo
múltiples observaciones en todos los aspectos de la naturaleza y sociedad
humana, como la minería, la zoología, la
botánica, etc.
Así
entonces, después de entender y estudiar a éste extraordinario personaje, no me
fue difícil proyectar su escultura rodeándolo de los diversos elementos que investigó
durante su larga vida: plantas, minerales, flores, y algo muy importante, dejar
a sus pies el libro en el que acumuló todas sus investigaciones y nos legó con
el fascinante título de KOSMOS en griego.
La
escultura original de Humboldt se encuentra en la Alameda de la Ciudad de
México. Se hicieron tres copias más, una para la Ciudad de Cuernavaca, otra
para la Ciudad de Puebla y la última para la Embajada de Alemania en la Ciudad
de México.
Al poco tiempo de haberle encargado la realización de la escultura de Mahatma Gandhi al escultor Federico Canessi, éste se enfermó y fue hospitalizado. Entonces me pidió que continuara con el proyecto, y así lo hice, levanté la escultura hasta que mi padrastro ya reintegrado al taller, lo primero que me pidió fue que le moldeara sus piernas, que por su enfermedad estaban ya muy delgadas. Este registro curiosamente le sirvió de modelo para terminar la escultura del gran pacifista.
